El Dr. Gustavo Reyes Terán fue partícipe de la entrega de reconocimientos a la generación de médicos y médicas graduados 2024 del Instituto Nacional Enfermedades Respiratorias
El Dr. Gustavo Reyes Terán, presidió la ceremonia de graduación de 83 médicos especialistas en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER). En su discurso, reconoció la entrega y el compromiso de los graduados, especialmente durante la pandemia de COVID-19, mencionó que la generación 2020-2023 es "especial" por haber enfrentado la pandemia con "disciplina y lealtad". "No solo arriesgaron sus vidas, sino que también las entregaron en cuerpo y alma para salvar a los pacientes", dijo.
El Dr. Gustavo Reyes Terán también destacó la importancia de la investigación científica en la lucha contra las enfermedades respiratorias. "El INER debe proyectarse al mundo, y en ustedes está la enorme responsabilidad de que la neumología mexicana siga creciendo.
La ceremonia contó con la presencia de autoridades del INER, familiares y amigos de los graduados. Se entregaron reconocimientos a los mejores promedios de cada especialidad y se realizó un homenaje al Dr. Moisés Selman, quien recibió el premio James Burns Amberson 2024 por su contribución al conocimiento de las enfermedades respiratorias.
Esta generación está integrada por 45 médicos de Especialidades y 38 médicos del Curso de Posgrado de Alta Especialidad en Medicina. Son originarios de 18 estados de la República Mexicana y 5 países del extranjero.
El Dr. Gustavo Reyes Terán concluyó su discurso con una frase del Dr. Ignacio Chávez: "La carrera de Medicina no da riqueza, poder o notoriedad. Da la satisfacción muy honda de poder ser útil, de servir con nobleza y conservar la independencia". A continuación, el discurso completo:
MENSAJE GRT GRADUACIÓN ESPECIALIDADES - INSTITUTO NACIONAL DE ENFERMEDADES RESPIRATORIAS ISMAEL COSÍO VILLEGAS 28 DE FEBRERO 2024
Dra. Carmen Hernández, Directora General del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias Ismael Cosío Villegas.
Señoras y señores.
Queridos colegas, amigos todos:
Es para mí una gran alegría estar en el INER, para compartir con ustedes la ceremonia de graduación de una nueva generación de médicos residentes que hoy logran el nivel académico de especialistas en neumología, cirugía cardiotorácica, otorrinolaringología, cirugía de cabeza y cuello, alergia e inmunología clínica, infectología y neumología pediátrica.
Ser egresado del INER constituye un gran orgullo. Quienes han tenido el privilegio de adquirir su formación profesional en este Instituto, no solamente se llevan un título que les acredita como especialistas de excelencia. También se llevan el gran orgullo de pertenecer a uno de los institutos más emblemáticos y el más humanista de nuestro país.
El INER, para quienes no lo sepan, abrió sus puertas como Sanatorio para enfermos con tuberculosis de Huipulco en el año 1936, durante el mandato presidencial del General Lázaro Cárdenas.
Su historia de 88 años, entrañable, se funde con la historia de la Medicina en México y con la historia social y política del país. Es una historia de lucha, una historia que ha revolucionado la visión de hombres y mujeres cuya concepción del mundo —de la vida y de la muerte— recupera el aliento humanista, hoy algo extraviado en el quehacer de la medicina.
Mis sueños de mi juventud tardía, como clínico y como científico los he forjado en este espléndido instituto, primera gran obra del Arquitecto José Villagrán y hermano mayor del IN de Cardiología y del Gea. Su edificio principal, con el sello arquitectónico de las grandes construcciones de mediados del siglo pasado, fue diseñado como Sanatorio para pacientes con tuberculosis, la enfermedad del siglo y de la pobreza: altura en los techos, grandes ventanales orientados al norte para procurar la circulación del viento que el tratamiento en aquellos años demandaba.
Nuestros fundadores han dejado una huella que no se puede borrar; nos han heredado una visión de la medicina y del mundo que abre el horizonte del humanismo médico; una visión, que es un legado en los capítulos de las ciencias médicas de nuestro país.
El INER lleva el nombre de Ismael Cosío Villegas, uno de los grandes médicos patricios formado como tisiólogo en la época en la que el enemigo mortal era la pandemia de la tuberculosis.
Quiero recordar aquí la lucha de este joven tisiólogo, quien rompió con el estigma que en aquel entonces existía contra los enfermos con tuberculosis, y se atrevió a transformar el llamado pabellón de la muerte del Hospital General -a donde llegaban estos enfermos a morirse y también considerado el área de castigo para los médicos residentes de entonces- en un centro de atención médica de máximo nivel para esos pacientes.
Nuestra generación tomó nota de aquella historia y enfrentó otros estigmas: el del VIH SIDA por ejemplo en la década de los años 80 y 90 del pasado siglo, y aun durante los 2000, que fue verdaderamente difícil. Hubo que romper el muro del prejuicio contra las personas con VIH/SIDA y luchamos entre todos para reeducar a los trabajadores, al personal de enfermería, y a quienes se resistían a tratar o cuidar a estos enfermos. Aprendimos muchísimo y ganamos una batalla.
También fue difícil el capítulo de la influenza A (H1N1) en el año 2009 y, la más reciente, la guerra brutal contra el coronavirus que inició en diciembre de 2019, cuyo primer caso en México fue diagnosticado en este instituto hace casi 4 años, el 27 de febrero de 2020, casi el primer día oficial del primer año de residencia de la generación de neumólogos que hoy se gradúa.
Esta generación, por tanto, es muy especial. Reconozco con admiración el enorme esfuerzo que significó enfrentar la pandemia del COVID, y la disciplina y lealtad con la que lo hicieron. Ustedes, a sus 24 o 25 años de edad, no claudicaron. Conscientes del papel que les tocaba jugar, cerraron filas uniendo todas sus fortalezas. No sólo arriesgaron sus vidas, sino que también las entregaron en cuerpo y alma para salvar a los pacientes, cuando el INER se convirtió en Hospital COVID.
Ustedes que hoy se gradúan, forman parte ya de una continuidad histórica. Son quienes han rescatado, una vez más en este Instituto, el espíritu de lucha de esos hombres y esas mujeres que con mínimos recursos iniciaron un camino en la búsqueda del conocimiento para responder a la tuberculosis, al VIH/SIDA y a la influenza H1N1 pandémica.
La pandemia les ha marcado en su formación y ahora les corresponde ser los elementos esenciales de una continuidad histórica en el INER y en el país. Dejan una huella imborrable como ejemplo de solidaridad y de conciencia médica en las páginas de la historia del instituto.
Hoy se consolida en ustedes la creación de una identidad que los mantendrá unidos como la generación de residentes destacados que emprendieron una lucha contra una de las pandemias más críticas de nuestra historia contemporánea.
Ahora bien, todos sabemos que en el camino de la medicina no hay meta final, ningún grado o título académico es suficiente, el proceso de conocimiento científico no permite altos en el tiempo y se convierte en una forma de vida.
En esta nueva época que estamos viviendo, el INER, ahora bajo la dirección de la Dra. Carmen Hernández Cárdenas, una líder comprometida con las personas enfermas y pionera en dirigir la reconversión hospitalaria más grande de la que se tenga registro en la historia moderna del país, ha emprendido un camino hacia las vanguardias médicas más importantes. Sabemos que cada época es diferente y que la eficiencia y la organización deben enfocarse en alcanzar más objetivos.
Queremos adoptar las técnicas de asistencia médica y quirúrgica de vanguardia; utilizar técnicas nuevas en la enseñanza y lograr transmitir los conocimientos desde la simulación antes de llegar a los pacientes y esto abarca todas las destrezas desarrolladas en las altas especialidades, incluyendo el trasplante pulmonar.
En ese contexto, tenemos el compromiso de dotar al INER en los próximos años de mejor y más infraestructura física, como el Laboratorio de Diagnóstico de Virus Emergentes y el Laboratorio de Patología y la construcción de una torre hospitalaria nueva, proyectos que buscaré concretar mientras mantenga esta posición y honroso encargo.
La generación que hoy se gradúa del Curso de Especialización está integrada por 45 médicos de los cuales 23 son mujeres y 22 hombres, todos ellos son originarios de 16 estados de la República del sur al norte incluyendo la Ciudad de México, y 5 de ellos vienen del extranjero, colegas de Nicaragua, República Dominicana, Guatemala y Polonia.
También se gradúan 38 médicos del Curso de Especialización de Posgrado de Alta Especialidad en Medicina, 25 mujeres y 13 hombres de 18 estados de la República y 5 de ellos provenientes de Bolivia, República Dominicana y Nicaragua.
El mapa cultural de esta nueva generación se suma a la riqueza de su formación, cada uno de ustedes ha compartido costumbres, acentos, tradiciones de sus pueblos y sus comunidades que son invaluables.
Podemos decir con enorme satisfacción que a partir de ahora México cuenta con 83 nuevos especialistas dispuestos a luchar contra las enfermedades del aparato respiratorio.
No quiero dejar pasar este momento en el que estamos reunidos como comunidad del INER sin decirles y felicitar al Dr. Moisés Selman, un referente y uno de los pilares de nuestra institución, por haber sido galardonado con el premio James Burns Amberson 2024 otorgado por la Sociedad Torácica Americana, en reconocimiento a su enorme contribución en el conocimiento de las enfermedades respiratorias. Es la primera vez en la historia de este galardón, uno de los dos más importantes, que se entrega a un científico no radicado en los Estados Unidos. Nos llena de orgullo, querido Moisés.
Amigas y amigos queridos:
El INER debe proyectarse al mundo, y en ustedes está la enorme responsabilidad de que la neumología mexicana siga creciendo, alcance metas más importantes y se consolide como una de las más grandes escuelas a nivel mundial.
Estoy seguro de que, en su trayectoria, donde quiera que ejerzan la especialidad, llevarán siempre el orgullo de haber pertenecido al INER.
Quiero decirles, finalmente, que su irreductible vocación, hace evocarme a los grandes humanistas de nuestra historia médica, como a Ignacio Chávez, quien decía lo siguiente y que me gustaría que no olvidaran:
“Si por éxito consideramos la riqueza, el poder, el fácil acceso a los puestos públicos de mando o la notoriedad, son otras las carreras que son más promisorias. La de Medicina no da eso. La carrera de Medicina, en lo externo, solo da las comodidades necesarias para vivir con decoro. Pero no da la riqueza. Da la influencia pública, pero no el poder; da la estimación y el respeto. Pero todo eso es poco frente a lo que da en lo interno, que es la satisfacción muy honda de poder ser útil, de servir con nobleza y conservar la independencia”.
¡Muchas felicidades y enhorabuena!
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- Autor
- CCINSHAE
- Fecha de publicación
- 29 de febrero de 2024
- Fecha de actualización
- 29 de febrero de 2024
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